Libertad de Expresión

Libertad de Expresión

lunes, 1 de septiembre de 2008

Mi infancia



Hace 10 años yo tan solo era una niña, vivía sola con mi mamá porque a mi padre nunca le conocí, éramos 4 hermanos. Como mi madre se iba a trabajar mi hermano mayo comenzó a agarrar vicios, entonces comenzó a fumar drogas y esnifar pegamento, cuando llegaba a la casa nos maltrataba y nos amenazaba con que si le decíamos a mi mamá nos iba a pegar más y nosotras no decíamos nada por el miedo a que nos siguiera pegando, hasta que un día casi hiere a mi hermana mayor con un cuchillo y una vecina se metió y se lo quitó y le dijo que le iba a decir a nuestra madre lo que él nos hacía. Esa noche hablamos con mi mami, le dijimos lo que nos hacía, pero ya era demasiado tarde porque se le hizo costumbre y no le hacía caso a nuestra madre, siguió siempre golpeándonos, llegamos a grandes y era la misma historia.
Cuando yo tuve 12 años empecé a odiarlo por todo lo que hacía a mis hermanas, después se acompañó (se echó novia) y tuvo un niño, así como nos maltrataba él maltrataba a su esposa, hasta que un día llegaron dos señoras de una casa albergue invitándonos a que llegásemos a ese lugar, entonces mi hermana mayor nos dijo que en vez que estuviéramos con mi hermano nos fuésemos a ese lugar y ver si nos gustaba. Hablamos con nuestra madre y fuimos a conocer ese lugar, a mis hermanas les encantó, pero a mi me dio un poco de miedo porque pensaba que iba a dejar para siempre a mi madre.
Luego, al ver el problema de nuestra casa Coralia (la directora del centro) nos dejó ir al hogar, allí terminamos de crecer, mi hermana mayo salió y ahora estamos mi hermanita y yo. Yo estoy desde que tenía 10 años, ahora tengo 15 y sigo estudiando para poder lograr mis metas como; sacar mi carrera y poder ayudar a mi familia y a mi madre.
En abril del 2008 surgió una gran tragedia, murió mi hermano que tanto nos maltrataba, pero a pesar de eso yo sentía un gran cariño hacia él porque era mi hermano, ese día fue muy triste para nosotras porque mi madre se sintió muy mal, sola y sin ganas de seguir luchando porque era el único hijo varón de los cuatro. Nosotras la acogimos para que superase ese problema y para que siguiese adelante porque la vida sigue.
Yo estoy contenta porque estamos un poco bien, mi madre ha superado esa tristeza y sigue luchando por nosotras. Y gracias a Dios tengo una gran amiga en el albergue y nos conocemos desde que llegué aquí, somos muy buenas amigas, parecemos hermanas y la quiero mucho.

Anónimo (15 años – El Salvador)

No hay comentarios:

Publicar un comentario