
Bueno, cuando yo salí de Fundación AMOR fueron unos días tristes sin jugar y sin chistear con mis amigas. Comencé a estar en la calle vagando todo el día. Un día fui a conseguir un trabajo de vendedora de ropa, allí estuve bastantes días que duré, pero yo me sentía un poco incómoda. Yo me iba a jugar con otras bichas (niñas) igual a mi, así fui conociendo la calle y me acostumbré. Andaba toda la noche con las bichas de la calle y llegaba a dormir entre las cinco de la mañana.
Fue un día que me agarró la policía porque mi madre le contó que yo no llegaba a dormir a la casa, me llevaron a un instituto bien feo que yo nunca había estado allí, pero entré, me trataron como si fuera perra, me robaron la ropa, me quisieron puyar (pinchar), me quisieron pisar (violar) y matar, yo no me dejé y les di duro, y allí solo llegan bichas endrogadas, acompañadas y puyotas, violadoras. Bueno, la experiencia que me queda es ya no andar en la calle y seguir adelante con mis estudios, sacar mi 5º grado y por eso le doy gracias a todos las personas que me dan apoyo y me aconsejan. Todo esto es mi historia.
Con este escrito queremos denunciar la situación en que viven miles de niños y niñas en los centros “públicos” de menores de El Salvador, donde muchos de ellos/as son violados/as, golpeados/as y maltratados/as.
Hace unos meses un bebé de 18 meses murió en uno de estos centro, muchos niños/as han muerto ya en el ISNA (Instituto Salvadoreño para la “protección” de la Niñez y la Adolescencia), aunque este ha sido el primer caso que se ha hecho público.
Alicia poco a poco volvió al mundo de la calle, se introdujo en las maras (bandas) y fue asesinada de un disparo en la cabeza a la edad de 12 años.
Gracias a su pequeño testimonio que dejó antes de morir, queremos comunicarle a la gente que esta niña existió, que pasó por el mundo, igual que muchos otros niños y niñas victimas de la exclusión, la marginación, privados de los derechos más elementales, victimas de un sistema económico, social y político, tanto nacional como internacional, donde las niñas como Alicia no tienen cabida, no se las deja existir por el simple hecho de haber cometido un grave delito: ser pobres.
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